El aprendiz y el maestro. Ambos conocedores de la voluntad férrea
de la obstinación. Construyeron un camino en paralelo, sus mentes vuelan sobre
el mar y los corazones atracan en puertos. El corazón sangra cuando la meta
esta cerca, pero saben que elucubrar llevara al error. Y cuanto más tiempo te
exiges, más se destensa el cable. En su mirada se basa la confianza, y en ella
se depositan las sensaciones que se dan para convertirse en el otro. Pudiera servir
la emoción para convertirse en el otro. Pudiera servir la emoción para lograr
saborear el beso, para que le sorprenda una flor, pero su capacidad para no
sufrir, se basa en lograr el equilibrio. Pausados, sensuales, consumidos por el
ritmo cardiaco del acto, saborean lo que es destruir la cárcel en la que les
han metido. Y sus mentes, siempre en guerra, se pierden cuando llegan desde el
cielo, porque el instante es infinito desde el primer paso, desde que uno
avanza más, desde que el cerebro empieza a funcionar. Desde que empiezan a ser
funambulistas
Mahalo
lunes, 25 de junio de 2012
Este artículo fue publicado en papel en Tercer Milenio, suplemento de El Heraldo de Aragón.
Por otro lado, este artículo es complementario y divergente a: Ritmos biológicos (2): los relojes, la epigenética y…¿el vino?, también publicado en el blog De cero a ciencia y en 20000caligrafias.
Tú te escondes detrás de un violoncello a desnudar y vestir el tiempo como si fuese una muñeca antigua.
La música que gotea debajo de un paraguas.
Fernando Menéndez. ‘Historias Somalíes’.
Estás en un concierto. El batería
marca imperturbable el compás y tú sigues el ritmo dando golpes al suelo
con el pie. Lo haces inconscientemente, aunque en algún momento te
percatas de lo que haces y te sorprendes ligeramente. Lo que no piensas
en ese momento es que dentro de ti millones de relojes están marcando
otro compás, que en general dura unas veinticuatro horas y que altera
los compases periódicamente para que sepas cuándo debes dormir, la
temperatura que debes marcar, cuándo tienes que comer.
Los ritmos
La naturaleza, nosotros incluidos, genera
ritmos por doquier. En nuestro caso, un conjunto de ellos son los que
reciben el nombre de ritmos circadianos (del latín:
alrededor del día), que oscilan con una periodicidad de unas 24 horas
(pero que no son nuestros en exclusiva: los presentan el resto de
animales, las plantas e incluso las algas y las bacterias). Esos ritmos
son los que hacen que, cuando la noche se acerca, comiencen a aumentar
los niveles demelatonina, una hormona que nos relaja y
disminuye las funciones vitales, que nos prepara para el sueño (es, de
hecho, esa hormona que ya se comercializa para minimizar el jet-lag,
aunque su eficacia real todavía no haya sido precisada. Y es, además,
una hormona liberada por la glándula pineal, una pequeña estructura
alojada en el mismo centro del cerebro y en la que Descartes, por
criterios ante todo estéticos, situó nada menos que el lugar donde se
alojaba el alma humana). Son también esos ritmos los que, un par de
horas antes de que despertemos producen un gran pico de cortisol,
la llamada hormona del estrés, que nos prepara para el día subiendo la
tensión arterial, liberando azúcar a la sangre y aumentando nuestro
nivel de alerta ante el día que se avecina. Y es, también, la
responsable de que nos apetezcan tostadas para desayunar y uno de los
factores que contribuye a que un alto porcentaje de infartos se
produzcan en las primeras horas del día…
Los relojes
Decíamos que el periodo de estos ritmos
es de unas 24 horas, pero eso no es del todo cierto. En realidad se
aproxima a 25, por lo que debe ser ajustado para que no se produzcan
retardos de fase (y que no nos entre el sueño una hora más tarde cada
día). Para ello son necesarios los llamados zeitgebers (del alemán, sincronizadores o dadores de tiempo). El más importante es la luz, el regulador del reloj principal. El gran reloj,
como podríamos llamarlo, se encuentra alojado en el hipotálamo, una
estructura cerebral responsable del control de multitud de funciones
corporales. El hipotálamo se encuentra conectado directamente con la
retina, de forma que las señales de luz que le llegan desde ella hacen
que sea capaz de adaptarse al entorno y ajustarse a las 24 horas. Pero,
como decíamos, y aunque suene increíble, disponemos en realidad de millones de relojes en nuestro interior,
prácticamente en cada órgano y cada célula, que se ajustan al reloj
principal pero que en cierto modo pueden funcionar también de forma
independiente de él. Y en este caso no reciben información de la luz,
sino por ejemplo de la temperatura o de los alimentos. Así, se ha visto
que los relojes que tenemos en el hígado se regulan también por el ciclo de comidas que
hagamos. Lo cual se relaciona con el hecho de que trastornos del ritmo
circadiano – como los que acontecen en los trabajadores por turnos – no
sólo puedan causar problemas de insomnio o depresión, sino también
multitud de problemas metabólicos como el desarrollo de diabetes. O
incluso con que el ayuno se plantee como un método para combatir el
jet-lag. Pero, ¿cómo son y en qué consisten exactamente estos pequeños
relojes?
En el fondo los relojes son castillos de Lego que juegan con el ADN.
La vida se basa en la genética porque contiene la información necesaria
para fabricar proteínas, pero para ello el proceso tiene que estar
regulado. No sólo es que algunos órganos produzcan unas proteínas y
otros otras, es que dentro de cada uno de ellos habrá momentos en que
una proteína se fabrique y otros en que no, y esta variación también
puede ocurrir a lo largo del día, cíclicamente. Por ejemplo, uno de
estos pequeños relojes es el llamado CLOCK (Circadian Locomotor Output
Cycles Kaput) – los acrónimos, siempre tan ajustados -. CLOCK es una
familia de proteínas que lo que hacen es dirigir y coordinar la
producción de otras muchas. Para ello, y para mantener un ritmo
circadiano, lo que hacen es ´trabajar y descansar´ de forma cíclica a lo
largo de cada día. Y quien le dicta cuándo debe hacerlo es otra familia
de proteínas llamadas PER (de Period, en inglés). Para conseguirlo lo
que hacen es sintetizarse y degradarse cíclicamente a lo largo del día.
Como un castillo de ladrillos de Lego que se va formando y que al poco
debe ser destruido para poder seguir jugando el día después. Como un
reloj de arena al que se le da la vuelta una vez cada doce horas. Algo
así. De hecho, hace muy poco se ha descubierto que PER es la principal responsable de que nos levantemos por la mañana, incluso en ausencia de despertador. Cuando el castillo se destruye, es cuando nos despertamos.
Pero hay además otra cosa, y es que PER
está muy relacionada con otras proteínas, llamadas ciclinas, encargadas
de regular el ciclo de división de las células. Es decir, que para
protegernos de un posible cáncer las ciclinas deben funcionar bien. Pero
para que las ciclinas funcionen bien, es necesario que PER y CLOCK
construyan cuando tengan que construir. Lo cual, a poco que tiremos del
hilo, debe llevarnos al apartado que viene a continuación..
Cronoterapia: fármacos con reloj
Que los ritmos circadianos puedan estar
relacionados con la aparición de procesos como el cáncer o que la
tensión arterial siga un patrón establecido y provoque que la mayor
parte de los infartos ocurran por las mañanas, entre otras tantas cosas,
implica, necesariamente, que los ritmos se relacionan con la salud y
con la enfermedad. Pero no sólo eso. Los ritmos parecen tener que ver
incluso con los remedios contra la propia enfermedad, y pueden influir
en que determinados fármacos sean más útiles según el momento en que se
administren. Es lo que se conoce como cronoterapia, o la administración de un tratamiento según el momento más adecuado para su función.
Cada vez existen más evidencias de que los principales fármacos contra la hipertensión
funcionan mejor de noche, porque disminuyen el pico que se produce al
despertar y no pierden eficacia durante el día. En el mismo sentido,
parece que las estatinas, los principales medicamentos contra el
colesterol, son más útiles si se toman antes de acostarse. Y la cantidad
de ejemplos ha ido aumentando con el tiempo: en el caso de las úlceras
de estómago, se ha visto que el omeprazol es más recomendable tomarlo
por la mañana, pero que en caso de tomar aspirina, es más aconsejable
por la noche. Y si hablamos del asma, se recomienda que los corticoides
se tomen poco después de despertarse. En el caso del tratamiento del
cáncer, y teniendo en cuenta las características de las quimioterapias,
la atención se ha centrado hasta ahora en averiguar cuál es el momento
idóneo para disminuir su toxicidad, pero ya comienza a haber evidencias
de cuáles son los momentos oportunos para mejorar la eficacia de
diferentes compuestos. (Independientemente de los tratamientos, pero
también en relación con el cáncer, una investigación reciente ha
comprobado que los ritmos circadianos influyen también a la hora de
determinar el momento en que se dividen las células de la piel. Lo que
hacen es favorecer esta división en los momentos de mayor oscuridad, previniendo que la luz interfiera en el proceso
y protegiéndonos, por tanto, de un mayor número de mutaciones y
tumores). Pero en los tratamientos no todo son fármacos. En el caso de
la depresión estacional, que a tanta gente afecta
cuando llega el invierno y disminuye la luz ambiental, se están
probando, al parecer con éxito, terapias como el adelantamiento del
sueño o la exposición matinal a fuentes intensas de luz, en un intento
por ´reeducar´ al reloj.
O que, según la música, así será el paraguas.
Columnas al margen
Columna 1
Un mundo de ritmos
La naturaleza está llena de ritmos, más o
menos constantes. Por un lado están los relacionados con el sol, que
definen los años y las estaciones, y todo lo que queda bajo su mandato,
como la floración de las plantas o las migraciones y la hibernación de
ciertos animales. También están los ritmos en relación con la luna, en
ciclos de unos 29 días, que influyen sobre las mareas (los llamados
ritmos nictamerales) y que resultan tan parecidos en duración a los
ciclos menstruales que durante siglos se implantaron numerosas leyendas
sobre su influencia y disposición. Todos ellos serían ritmos infradianos,
llamados así porque aunque tienen mayor duración, su frecuencia es
inferior a la de un día. Pero también hay numerosos ritmos llamados ultradianos,
cuya duración se define como inferior a 20 horas. Muchos de los
procesos endocrinos en los que las hormonas están implicados siguen
ritmos con este patrón, pero también la alimentación, la atención, las
fases del sueño o la capacidad de aprendizaje están sometidos a su
mandato. Dentro de ellos también se encuentran los llamados ritmos de
alta frecuencia, como podrían ser los latidos cardiacos, los movimientos
que se producen durante la digestión o la misma respiración.
Columna 2
Búhos y alondras
En base al sueño se pueden distinguir
tres tipos de personas: los búhos, las alondras y, como en muchas otras
distinciones, ´los del medio´ (aunque en la realidad todo sea un
continuo). Los primeros son aquéllos que tienden a acostarse tarde, y
consecuentemente, levantarse bien entrada la mañana. Los segundos son
los que ya antes de las 12 apenas aguantan el sueño pero, por el
contrario, tienden a madrugar. El número de horas totales dormidas suele
ser bastante similar, pero el patrón puede condicionar muchas funciones
sociales (como las fiestas nocturnas o el rendimiento en las mañanas de
trabajo). El por qué de esta variación se ha estudiado desde el punto
de vista evolutivo, y una teoría sugiere que su existencia era ventajosa para las tribus antiguas, ya que garantizaba que siempre habría alguien despierto haciendo guardia frente a posibles peligros. Y lo que se ha visto recientemente es que, independientemente de la tendencia individual, todos los adolescentes tienden a ser búhos,
pero que con la edad (¿y la madurez?) esta tendencia va disminuyendo,
especialmente en las mujeres. De hecho, el patrón de sueño de ambos
sexos se iguala al filo de la menopausia, lo que sugiere que las
hormonas seguramente juegan un importante papel.
Columna 3
Trastornos del ritmo
Los dos trastornos del ritmo circadiano
más comunes son el jet-lag y el síndrome del trabajador nocturno o por
turnos, aunque existen otros muchos, en general relacionados con el
sueño. El primero consiste en una desadaptación entre el reloj biológico
y el entorno cuando se viaja atravesando varios husos horarios. Se
caracteriza por alteraciones del sueño, cansancio, dolor de cabeza,
problemas digestivos… Y es diferente según que el viaje sea hacia el
este o el oeste, ya que en el primer caso los efectos son más
pronunciados. En condiciones normales, el cuerpo tarda en adaptarse al nuevo entorno entre 2 y 7 días, aunque se han estudiado diferentes formas de acelerar el proceso. El uso adecuado de melatonina
(o de sus análogos) parece ser de ayuda a la hora de resincronizar los
patrones de sueño, aunque su eficacia todavía no se ha valorado con
precisión. También la exposición en los momentos apropiados a una fuente
de luz intensa puede ser eficaz. E incluso se ha descrito que,
aprovechando la existencia de relojes periféricos, un ayuno de 16 horas puede servir para modificar el ciclo. En cuanto a los trabajadores nocturnos o por turnos,
no sólo está la posible irregularidad de horarios, es que el sueño
diurno suele ser de peor calidad. De hecho, es más probable que
desarrollen alteraciones del sueño, depresión, diabetes e incluso
algunos tipos de cáncer. Además, tienden a usar alcohol y
tranquilizantes como inductores del sueño, lo que aumenta los problemas.
En el caso de estos trabajadores, fármacos como la melatonina
antes del sueño pueden ser de cierta ayuda, pero más eficaz parece el
exponerse a fuentes de luz brillante en el caso de trabajar de noche. De
cualquier forma, lo que más se recomienda es una correcta planificación
en el caso de los turnos y mantener horarios regulares en la medida de
lo posible.
Entrada ya publicacada en: http://dixitciencia.wordpress.com/2011/11/23/ritmos-biologicos-1-relojes-por-todas-partes-con-cronoterapias/
entrevista a kings of convenience
Haciendo bandera de lo acústico, Erlend Oye y Eirik Glambek Boe nos convencieron a principios de década de que lo tranquilo era el último grito (“Quiet Is The New Loud”, 01). No contentos con ello, volvieron para predicar las ventajas de promover algaradas en calles desiertas (“Riot On An Empty Street”, 04). Y ahora, alargando aún más los tempos, vuelven para emitir su particular declaración de dependencia emocional y laboral, con un “Declaration Of Dependence” tan emotivo y desarmante que pone el corazón en un puño. Pueden pasar cuatro, cinco o seis años. Pueden tomarse el tiempo que haga falta y no cambiar ni una coma de su discurso. No importa. Como ocurre con The Blue Nile o Prefab Sprout, su reino no es de este mundo. Eirik Glambek explica, ante la cuestión de si la dependencia a la que se refiere el título es principalmente emocional, que: “puedes pensar que van por ahí los tiros, pero se puede entender de muchas maneras. Mi idea sobre el título va sobre mi relación con Erlend, y la forma tan independiente que tenemos de relacionarnos a nivel personal el uno con el otro, por un lado, y la extraña conexión que hace que la suma de nuestras capacidades sea imprescindible para dar forma al grupo”.
La hiperactividad de un Erlend Oye embarcado en su proyecto en solitario y en The Whitest Boy Alive, entre mil colaboraciones más, quizá explique el enorme lapso, cada vez mayor, entre disco y disco. Aunque para Glambek: “es lo natural. Puedo estar varios años dándole vueltas a una canción, o grabarla veinte o veinticinco veces en el estudio. No tenemos ningún problema en terminar de perfilar un álbum hasta que no estemos seguros de tener justo el disco que queremos hacer, hasta que las canciones finales sean auténticamente buenas. Hay algunas cosas que se han quedado fuera del disco y hemos recuperado un tema, ‘Riot On An Empty Street’, que no entró en el último álbum porque, en su momento, no la pudimos grabar como Dios manda. Ahora la hemos querido incluir porque la grabación que teníamos hasta hace tres años no le hacía justicia a la canción”. Ellos se lo guisan y se lo comen. Incluso la voz aparentemente femenina que embellece algunos temas “es la de Erlend Oye, que ha descubierto cómo cantar en un falsete como nunca antes lo había hecho. Él es nuestra Leslie Feist en este disco”.
A diferencia de lo que se le reclama al noventa y nueve por cien de las bandas jóvenes surgidas durante esta década, pedirles a los noruegos que varíen siquiera un ápice del formato de su propuesta no es sólo una perdida de tiempo. Podría considerarse incluso una traición a las reglas del buen gusto, dada la exquisitez sin parangón de sus tres trabajos. “Cuando leo críticas de discos de otros grupos da la impresión de que quien las firma siempre esté esperando alguna clase de evolución. Pero yo, como fan, no espero eso. Espero que me den más de aquello que me gustó en su momento, que hagan un álbum que no cambie con respecto al primero. Y así actuamos como banda”. Quizá con ellos, por ser punta de lanza de una forma de entender la música tan escasa de correligionarios y con visos de atemporalidad, la manga de las exigencias evolutivas sea más ancha. “Nos sentimos extrañamente solos en el estilo que trabajamos. Y es extraño, porque cuando escucho una demo de algún cantautor, incluso aunque también emplee la guitarra acústica, siempre le oyes cantar sobre su corazón roto, tratando de demostrarle al mundo lo mal que se siente y lo mucho que quiere que su chica le quiera. Yo nunca podría escribir canciones así. Lo mío es más complejo, trato de encontrar palabras que no se hayan utilizado para describir sentimientos que cualquiera puede tener. Millones de cantantes han dicho ‘te quiero’, así, tal cual, lo que al final resta poder a esa expresión. Es muy complicado encontrar palabras para describir esos sentimientos que no se hayan utilizado aún”. ¿No crea eso cierto riesgo de cripticismo que opaque su mensaje de cara al gran público? “Es cierto que existe una delgada línea que separaría lo complejo de lo inaccesible. Se trata de enviar un mensaje universal, que todo el mundo entienda, y al mismo tiempo hacerlo de una forma que suene nueva. Cierto que no es fácil”. No deja de resultar curioso que el dúo mencione en su Myspace a Joao Gilberto como casi su única influencia (cuando la bossa no deja de ejercer un efecto tangencial en su música) mientras que Glambek resta hierro a los argumentos de aquellos que les consideran los Simon & Garfunkel del nuevo milenio. “Nunca nos han influido. Confieso que nunca he escuchado un álbum entero de Simon & Garfunkel”, zanja concluyente. Volviendo a la permanente lucha de egos en un dúo que comparte al cincuenta por cien las tareas compositivas, muchas veces desde la distancia y de forma intermitente, Eirik Glambek reconoce que “es complicado encontrar un equilibrio, porque Erlend se guarda muchas canciones para sus proyectos paralelos. Yo soy como un marido con una mujer infiel. Ella tiene un affaire fuera de casa, y eso provoca una batalla interminable en nuestro matrimonio. Desde 2004, mi principal tarea ha sido trabajar en este disco, a diferencia de él. He sido como la esposa que se queda en casa”. Cuando se le menciona que nadie lo diría, a juzgar por aquella portada (la de “Quiet Is The New Loud”) en la que da la impresión de que el triunfador con las mujeres, guapo y que se queda con la chica es el propio Eirik, mientras Erlend no deja de ser el gafapasta poco agraciado que se queda pasando la mano por la pared, no puede evitar soltar una carcajada. “En realidad no es así, soy yo quien se queda fregando los platos en casa mientras Erlend se mete en mil historias ajenas con otra gente”. La sorna, siempre tan socorrida. Desde luego, se la puede permitir con discos tan inconmensurables.
FRAN VACAS (Ulrafondista)
¡¡RECORD LOGRADO!!
Récord del Mundo para el madrileño Fran Vacas. 1.000 km en bicicleta en 31 horas.
El ciclista de ultrafondo Francisco Javier Vacas ha conseguido batir el récord mundial de 1.000 kilómetros con un tiempo de 31h 01′ 16″, rebajando en 39 minutos el anterior registro, a pesar de unas condiciones meteorológicas especialmente adversas
Nuevo récord mundial de ciclismo. El
madrileño Fran Vacas batió la marca de 1.000 kilómetros en bicicleta con
un tiempo total de 31h 01′ y 16″, rebajando en más de media hora la
anterior marca. Una hazaña al alcance de muy pocos. Este ultrafondista
madrileño rodó en la carretera M-307 que une San Martín de la Vega con
Ciempozuelos (ambas poblaciones madrileñas, como él) desde las 7.00 del
sábado hasta las 14.00 del domingo 8 de mayo, aguantando estoicamente la
lluvia torrencial, el viento y el frío el sábado y, curiosamente, calor
la mañana del domingo.
Vacas llegó a contar con una hora y
cuarto de ventaja sobre los tiempos del anterior récordman Chris
Ragsdale Seattle (EEUU), margen que fue disminuyendo en las últimas
horas aunque sin poner en riesgo su triunfo en la distancia de los 1.000
kilómetros. El corredor (madrid, 1969) realizó cinco paradas -una hora y
diez minutos en total-, tiempo que aprovechó para cambiarse, comer algo
y recibir masajes. Entre las 4 a las 6 de la madrugada sufrió su peor
crisis, ya que el frío y la humedad hicieron mella en sus fuerzas.
Incluso así, en ningún momento se planteo el abandono. Para homologar el
récord, Fran ha contado con la presencia de 7 jueces, de la
Ultramarathon cycling Associationm que es la entidad encargada de
homologar dicho récord.
Sus primeas palabras tras el récord
“Ha sido intenso, emocionante,
doloroso, organizado y por momentos caótico, de grandeza humana, de
compartir vida, de crear y apretar lazos, de dureza y de adversidad. Tal
vez los que estuvieron allí y fueron pilares de tan magnífico evento,
puedan contarlo mejor que yo”. “Tengo, de nuevo, esa sensación de
felicidad, de asombro y de alivio, pero sobre todo de orgullo por lo que
me rodea. Mil gracias a todos porque, a pesar del viento, lluvia y del
frío vuestro cariño, una vez más, me proporcionó la motivación necesaria
para continuar hasta el final”.
Patrocinadores
entrada publicada en: http://www.elpedaldefrodo.com/fran-vacas-ultrafondista/
viernes, 22 de junio de 2012
dialogos
Dialogo entre desconocidos:
Dos personas están esperando en la cola del cine y otro se
cuela
D1: perdone, estaba yo antes
D2: no esque tengo prisa.
D1: y yo también, además tengo ganas de sentarme
D2: si pero me estoy orinando.
D1: ya pero esto es una cola y aquí hay que esperar.
D2: oh eso lo entiendo, pero mi vejiga va a explotar
D1: jaja, ¡no tiene morro el tio ¡
Dialogo entre dos amigos en un concierto de rock.
D1: oye has visto a el bajista, su bajo no tiene trastes.
D2: ¿no lo sabias? Es uno de los mejores bajistas nacionales.
D1: a pues no, pero si conocía su nivel. Debe de tener una
destreza increíble.
D2: hombre este grupo sabia que me iba a impresionar, pero
hoy lo están bordando.
D1: yo me lo estoy pasando muy bien también.
D2: ohh este tema me lo se de memoria.
D1: si es el más conocido.
D2: [cantando]
Entrevista a un deportista
D1: ¿Cómo empezaste a correr?
D2: Me aficioné por un amigo, recuerdo que me divertia mucho y disfrutaba con él
D1: Has tenido resultados sorprendentes y constantes¿Cuál es tu secreto?
D2: Gracias a la pasion, esfuerzo y tesón diaria y al equipo
D1: ¿Qué te ha ayudado el correr en la vida diaria?
D2: Estar en contacto con la naturaleza conocer gente y estar trabajando duro por un objetivo
martes, 19 de junio de 2012
Cuaderno de bitácora del viaje de Noruega
Lunes 8 de febrero
Llegaron tarde, yo nervioso por la incertidumbre de quién
iba a venir me sentía un poco incomodo. Llegamos al aeropuerto de Barajas,
facturamos, pasamos por el detector de metales y nos hicieron quitarnos las
botas. En el vuelo me senté con Ulises y ken y estuvimos todo el rato haciendo
bromas. Luego llegamos al aeropuerto de Reggy y nos encontramos con todos los demás,
unas quince personas, de las cuales solo conocía a cinco. Nos invitaron a dormir
en el aeropuerto, aceptamos con gusto
Martes 9 de febrero
Nos levantamos sobre las seis y media por el ruido monótono del
abrillanta-suelos. El vuelo de Oslo a Tromso salió sobre las diez. Pero fue un
coñazo, estábamos dormidos y poco habladores. Cuando cogimos el avión me senté
al lado de Ulises y tuvimos nuestras bromas. Llegamos a Tromso. Cogimos el autobús
y nos fuimos directos al centro de interpretación. Luego cogimos otro autobús y
fuimos al camping. Las cabañas eras de cuatro personas con cocina y muy
acogedoras. Estábamos en la cabaña Ulises Gabi Rubén y Laura luego por la tarde
fuimos a Tromso andando a comprar al Spar. Llegamos y había de todo, magdalenas
queso y pan. Luego fuimos en autobús a cenar para después poder ver la aurora. Fue
un flechazo, visto y no visto, un espectro verde y precioso. Luego Ulises, Dani
y yo hicimos una caminata por la montaña
Miércoles 10 de febrero
Hoy nos hemos levantado tarde, como a las diez hemos ido al
pueblo a la oficina de turismo y he entendido un poco de ingles luego nos hemos
cogido el cuarenta y dos hacia las afueras de tromso para ir al supermercado. Luego
hemos vendió a comer a la cabaña. Pasta con un bocata, y luego siesta. Más
tarde fuimos al pueblo a visitarlo. Cenamos y fuimos a ver la aurora. Pero esta vez no la hemos visto
Jueves 11 de febrero
Hoy hemos alquilado los coches y nos hemos ido a un pueblecito
al oeste de Tromso para ver una playa
con montaña, un fiordo. Precioso. Luego volvimos al pueblo a hacer la compra en
los supermercados. Cenamos albóndigas y salimos. En la remesa hemos estado
discutiendo sobre ir a Asla o a otro sitio y al final no hemos decidido nada
Viernes 12 febrero
Hoy nos hemos
levantado y hemos recogido rápido para irnos a Finlandia en coche, han sido
cinco horas de viaje. Se nos ha quedado el coche dos veces parado en la nieve y
nos han tenido que ayudar unos finlandeses. Hemos llegado a la cabaña y era
gigantesca con dos pisos cocina frigorífico… después de charlar, nos hemos
metido a la sauna y corrimos a tirarnos en la nieve, hemos cenando y después hemos
jugado al tute cabrón.
Sábado 13 de febrero
Hoy nos hemos levantado y no hemos hecho mucho. Nos fuimos a
dar una vuelta por un lago helado, nos tiramos y comimos nieve.Más tarde fuimos
a dar una sauna a sesenta grados y tirarnos en la nieve. Luego Victor nos avisó
y nos dijo que estaba viendo la aurora. Fue precioso. Vimos auroras grandes y moviéndose
de lado haciendo figuras. Luego vimos la tele y nos fuimos a la cama
Domingo 14 de febrero
Hoy nos hemos levantado Rubén y yo para ir a montar en motos
de nieve, pero con el mal tiempo no hemos podido, tampoco a esquiar. Nos hemos
chupado el viaje de vuelta, unos doscientos quilómetros para poder volver a Tromso.
Me he comprado una camiseta en Finlandia muy bonita. Tampoco nos dejaron entrar
al ferry por el temporal. Luego volvimos a hacer una remesa y después hemos
llegado a Tromso. He jugado con ken al ajedrez nos hemos tirado por trineo en
la nieve. Luego he subido con Ulises la loma que hay enfrente del camping y no
hemos podido llegar hasta la cima porque había un montonazo de nieve y estaba
muy escarpada y rocosa. Luego hemos cenado y nos hemos hecho un té.
miércoles, 30 de mayo de 2012
Tres breves descripciones
Me considero una persona sensible y agradable. Soy alto,
delgado y moreno. No me gusto cuando me enfado, por eso no lo suelo hacer
mucho. Tampoco me gusta ver pasar el tiempo y me considero algo impaciente. Es
un vicio que he cogido ahora, por que cuando era pequeño no sabía lo que era.
Soy amigo de mis amigos y tengo por afición el deporte, la bici y la escalada.
La persona a la que voy a describir, es alta y con mucho carácter.
Le gusta lo que hace, por eso lleva tantos años en el campo de la informática. Suele vestir con polos, y pantalones de
pinzas. Tranquilo, es un buen conversador y compañero.
Recuerdo una canción, canción para piano, un ritmo muy
marcado, con pausas .la interpreta Yann Tiersen. La utilizaba tanto para recordar
como para escribir. Ahora que la vuelvo a escuchar, me transmite muchos
sentimientos.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)